Esta serie de fotografías cinematográficas pretende explorar el concepto de intimidad, invitando al espectador a sumergirse en un mundo misterioso donde paisajes, cuerpos e historias personales se entrelazan. Inspirada en la idea del “Jardín del Edén”, evoca un espacio privado, escondido; un mundo interior impregnado de sensibilidad, feminidad, misterio e intimidad.

En línea con mis trabajos anteriores, en particular “A través del espejo”, “Eden” muestra el cuerpo femenino de manera omnipresente. Los territorios íntimos revelan pistas corporales, fragmentos de enigmas, una geografía interior donde el delirio femenino se entrelaza con el concepto de histeria. Entre el sueño y la realidad, en una atmósfera oscilante entre puertas cerradas y vagabundeos exteriores, un personaje femenino habita un espacio atemporal, suspendido en la espera, donde el tiempo parece haberse detenido. Es como si un diario íntimo se hiciera público, creando un universo poético y atemporal donde el cuerpo se manifiesta como un espectro, un fantasma, en una temporalidad indefinida.

El título “Edén” evoca un lugar de serenidad y misterio, un santuario donde la intimidad se revela en plenitud. Simboliza un espacio a la vez personal y universal, donde los espectadores pueden perderse y reencontrarse. Mis fotografías en blanco y negro juegan sobre contrastes y matices para revelar fragmentos de este espacio oculto, invitando a  una exploración introspectiva y poética. “Eden” encarna la dualidad entre protección y revelación, creando un diálogo entre lo visible y lo invisible, lo tangible y lo imaginario.

Esta serie es una metáfora del origen, la creación y el vínculo entre la naturaleza y el cuerpo. Explora la intimidad como una búsqueda de la verdad interior, apoyándose en referencias bíblicas para abordar el tema esencial de la búsqueda de sí. Bajo un prisma sagrado y natural, el cuerpo se convierte simultáneamente en espacio y paisaje, revelando un estado nativo anterior al pudor y a las cicatrices de la existencia. Así, el cuerpo se integra armoniosamente en el paisaje, y la naturaleza se extiende hasta convertirse en una extensión del cuerpo, invitando a la reflexión profunda sobre la relación entre el humano y su entorno.

Las fotografías de la serie “Eden” capturan una sensación atemporal, donde las fronteras entre el pasado, el presente y el futuro se desdibujan. La elección deliberada del blanco y negro refuerza esta calidad, confiriendo a las imágenes un aura nostálgica y eterna. Esta suspensión temporal permite al espectador sumergirse en un espacio mental donde los recuerdos y los sueños se encuentran armoniosamente.

Cuando me sumerjo en la fotografía, me dejo guiar más por mi instinto y mi alma que por cálculos precisos. Cada instante capturado es como un soplo, una inspiración vital, que a veces hace que el resultado sea inasible. A nivel técnico, esta serie se distingue por el uso de películas de 35 mm y 120 mm específicas provenientes de Film Washi, una pequeña empresa bretona fundada en 2013. La particularidad de estas películas radica en su sensibilización manual, dando a cada película una singularidad. Yo exploré varias de estas películas para “Eden”, en particular la película W – 25 ISO en 120 mm, caracterizada por su finura y fragilidad, con soporte de papel Kozo realizado en Japón. Las imperfecciones y variaciones en la película y el papel añaden misterio y abstracción, reforzando así la atmósfera esquiva y onírica de la serie.

“Eden” se realizó en 2023, un año marcado por desafíos personales, entre ellos un error médico que afectó mi salud y exacerbó mi trastorno de ansiedad. La fotografía se convirtió en un refugio que me permitió permanecer anclada en la realidad cuando mi mente se encontraba vacilante. Esta atmósfera evanescente refleja casi un escape del mundo tangible.

Esta serie sigue a “Al otro lado del espejo”, expuesta durante la Nuit Blanche 2023 en el Buttes Chaumont en París. Esta referencia a la obra de Lewis Carroll evoca el cruce hacia un mundo invertido, simbolizando tal vez mi búsqueda inconsciente de escape. Invito a los espectadores a ver más allá de la superficie e interpretar la realidad con una mirada más sensible, sumergiéndonos así en un universo donde los límites entre sueño y realidad se difuminan.

Inspirándome en la literatura y las obras de Marguerite Duras, construyo mi series fotográficas como poemas visuales. Me interesa el lenguaje corporal y su interacción con el entorno, explorando las huellas que éste deja. “Edén” es una invitación a la contemplación, ofreciendo un momento de pausa en el torbellino cotidiano, donde el el silencio, la atemporalidad y la pureza predominan.

Quiero sumergir al espectador en un diálogo entre el paisaje y el cuerpo, explorando los vínculos poéticos entre el ser femenino y la naturaleza. Las imágenes revelan la vulnerabilidad del cuerpo a los elementos naturales, utilizando la materia orgánica como una forma de escritura brutal y expresiva.