Parafina bucólica

Manuela Irarrázabal, Chile

28 Septiembre 2021

La lluvia y su arrullo; la estufa a parafina quemando el aíre de la habitación. Me devuelven, benevolentes, por un instante, a mi madre. Hacen brotar las alas sutiles que permiten volver al lugar del que no quise partir.

Debe ser eso, más que el hecho de que sea precondición para la primavera, lo mejor del invierno. El olor a parafina.

No he conocido amor por las estufas semejante al suyo. En julio, la vieja estufa parecía su sombra. Más de una vez llegó a quemar su ropa, tantas eran sus ganas de meterse dentro de ella. Quizá exagero, los gatos chamuscan sus bigotes, arriesgando el equilibrio, por acercarse a la estufa. Pero no es solo el calor. Ella hubiese querido estar siempre parcialmente metida dentro de algún objeto, un poco sin ser vista. Siempre mirando.

La memoria es una frontera. Los olores se vuelven imágenes, las imágenes se vuelven palabras, las palabras se vuelven cenizas. Y hay una estufa a parafina. E idealización. Y no hay escrutinio que valga. Y una habitación se vuelve una escena bucólica.

Si llovía por la tarde, ella se sentaba sobre la alfombra a tejer tan pegada a la estufa como le era posible. Yo leía a su lado. El gato y la polilla jugaban a las escondidas como mis hermanos. Su sonrisa, demasiado –puede ser demasiado al recuerdo– serena y dulce, estaba en su mirada y en su voz; en su caminar a pasitos cortos y apurados. Hasta que, solo ella sabía cuándo, se paraba de nuestro lado y se dirigía a la cocina. Si teníamos suerte –y eran tiempos de suerte, claro que sí–, traería chocolate caliente hecho con cacao amargo en polvo, esencia de vainilla, clavo de olor y canela. Si teníamos mucha suerte, traería además panqueques con manjar. Y si ya oscurecía, no nos dimos cuenta.

Días de suerte. No hubiésemos imaginado que su tiempo para nosotros, su humor y sus preguntas se volverían frontera. Su poder de hacer del invierno una estación no menos cálida que el verano, la compañía y la completud de esas tardes quedaron del otro lado del muro.