migrante en australia
Luna Marti, Perú-Guatemala-Australia
16 mayo 2022
En esta vida de elecciones,
de planes a corto plazo,
todo tiene sus costes.
No se usan las neuronas
se utiliza el cuerpo,
se debilita el cuerpo:
Helen cojea de la pierna izquierda,
Cassie tiene los hombros encajonados,
Bamruck las rodillas hinchadas,
cuatro mujeres tienen gastritis,
los dedos de todas crujen un aire.
No hay de otra,
limpiar la mierda ajena
es el oficio que no necesita lenguas,
por 20 dólares la hora
y un ceño fruncido.
Ser MIGRANTE en Australia
/asiaticx o latinx/
ingenieros, periodistas y doctores
limpiando culos, duchas y paredes
por 20 dólares la hora y
unos hombros encogidos.
Ser migrante en Australia
es vivir sin mascarillas,
aguantarse los deseos,
vivir frustrado con uno mismo por dentro,
porque tu pasaporte no tiene igual de peso
y tu idioma hace las oportunidades más limitadas.
Ser migrante
no es vivir entre playas y colinas,
es ganarse el pan sacando basura y limpiando mesas,
ponerte audífonos hasta dejar de pensar,
para no gritar
aquello que te absorbe por dentro:
el deseo de que te vean como
algo más que un trabajador con fronteras.
Trabajar en Australia
es ser una visa con restricciones
convertirse en la esponja que absorbe dolor físico,
cansancio por unos dólares,
por un futuro lejano
una ciudadanía diferente
o un presente que brille más fuerte.