Caudal, contracorriente
Amanda Irarrázabal, Chile
15 de enero 2021
Fotografía: Manuel Enríquez.
Me he buscado y encontrado tocando dentro de distintos estilos musicales. He atravesado escenas (lo que se genera entre músicos y audiencia) específicas dedicadas a ciertos tipos de música. Ha sido enriquecedor, pero al mismo tiempo muchas veces me ha dejado con una sensación de encarcelamiento al sentir los límites que se definen entre estilos.
Últimamente, si existiera un mapa que los mostrara, podría decir que al que me siento más cercana y afín es a la llamada improvisación libre; que justamente se trata de no recurrir a formas preestablecidas. Esta sensación de libertad me gratifica mucho, y siento que tiene mucho sentido, pensando en cómo es y ha sido mi forma de expresar, de crear desde que tengo recuerdo.
Sin embargo, también reconozco en mí una necesidad de cantar melodías, ya sea con la voz o con mi instrumento. También de poder emplear otros elementos que dentro de la improvisación no me nace utilizar. Por esta razón, desde que comencé a cantar y a componer, no he dejado de hacerlo.
Hace ya cerca de tres años que comencé a pensar en hacer melodías, de hacer líneas de bajo y atmósferas yo sola, y dar a esa música también el espacio para hacer convivir formas más estructuradas con otras que no lo sean del todo.
Ahí nació Caudal, proyecto solista del que ya existe un primer disco grabado y mezclado en México, con un tema grabado en Chile, y masterizado en Argentina. Que el proceso haya sido colaborativo desde distintos lugares se suma a la sensación de que la música de Caudal no se puede enmarcar dentro de límites genéricos o estilísticos. Avanza sola.
Video: Manuel Enríquez.
Video: Camila Schliebener.
Necesito sentir que tengo la libertad de moverme, de entender y apreciar el mundo y lo que sucede en él desde la apertura; hacer el ejercicio de no hacerlo encajar, agrupar, categorizar para comprender y saber qué me gusta y qué no. Desde este punto de partida, Caudal se mueve y utiliza elementos de distintos mundos sonoros, melódicos, armónicos, tímbricos y rítmicos, tomándose la libertad de entrar y salir de la estructura compositiva cuando así lo llame su mundo propio.
Fotografía: Manuel Enríquez.
Justamente para el arte de tapa del disco se me ocurrió la idea de hacer una maqueta de un paisaje montañoso, con un volcán en erupción, un lugar propio en el que la música del disco de Caudal habita.
Y para seguir componiendo y haciendo música en general, y en lo particular de Caudal me gusta la idea de continuar andando por paisajes inventados, ojalá alejado de cualquier tipo de límite.
Amanda Irarrázabal es contrabajista, vocalista, improvisadora y compositora. Puedes escuchar el disco de Caudal aquí.